Cultivo de semilla de amaranto: 6 tips para sacarle el máximo provecho

El consumo de la semilla de amaranto va en aumento y su cultivo es una gran opción para la diversificación de la producción agrícola.

Esta planta —cuyo nombre científico es Amaranthus— es nativa de Perú y la cultivaban varias civilizaciones de la América precolombina. Actualmente, es producida principalmente en algunas partes de África, China, Rusia, India y todo el continente americano.

El amaranto es un “pseudocereal” que comparte el excelente perfil nutricional de los granos, pero con la ventaja de ser libre de gluten, lo cual lo transforma en un producto apto para celíacos.

Además, es una especie resistente a la falta de agua y con rendimientos excelentes en la producción de bajo riego. De esta manera, la ecuación económica es más favorable que la de algunos cereales tradicionales como el maíz o el trigo.

Si estás interesado en incorporar el amaranto a tu producción agrícola y sacarle el mayor provecho, te recomendamos que leas los consejos que te presentamos a continuación:

1. Escoger métodos de siembra adecuados

El tamaño de la parcela es importante al momento de determinar cómo vas a sembrar la semilla de amaranto.

¡Veamos!

• Parcelas de entre 2.500 y 5.000 varas cuadradas: es conveniente el método del trasplante de plantines cuando estos tienen de 4 a 6 hojas.
• Parcelas de una manzana o más grandes: aplicar siembra directa a chorrillo; es recomendable agregar arena a la semilla y mezclar bien para evitar que el viento afecte la siembra. A las dos semanas, realizar raleo y dejar 4 a 5 individuos por metro lineal. Gracias a este método vas a tener de 40.000 a 50.000 plantas de amaranto por manzana.

2. Llevar a cabo un control de malezas

Es indispensable que el área de cultivo de la semilla de amaranto esté libre de malezas desde el momento de la siembra.

En parcelas de un cuarto a media manzana es llevada a cabo una extracción manual de las malezas a los 20 días de la siembra, proceso cuya repetición sucede a los 20 a 25 días.

En superficies mayores, la recomendación es utilizar defensivos agrícolas para eliminar a las especies invasoras.

3. Aplicar nutrientes y fertilizantes

La semilla de amaranto no requiere grandes cantidades de nutrientes si el suelo está en buenas condiciones de fertilidad.

De todos modos, para aprovechar al máximo el cultivo puedes incluir al momento de la siembra una aplicación de fertilizante y repetir a los 20 o 25 días.

También, es importante realizar prácticas agroecológicas que ayudan a una fertilización natural del suelo, como el uso de abonos orgánicos o verdes.

4. Utilizar la tecnología disponible

La producción de la semilla de amaranto en Argentina es llevada a cabo mayormente a escala familiar y trabajada en las parcelas en forma manual o con mecanización primaria.

En cuanto al cultivo en grandes superficies prima el uso de maquinarias agrícolas adaptadas, ya que no hay en el mercado tecnología específica para este cultivo.

En un trabajo de investigación sobre el cultivo de amaranto, realizado por alumnos de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata, las siguientes adaptaciones están detalladas para sortear los dos problemas principales de la cosecha mecánica, es decir, el bajo peso de las semillas y la altura de las plantas que es muy variable:

«se han adaptado sembradoras convencionales utilizando el cajón alfalfero, calibrando la profundidad y la densidad de siembra; también se han utilizado cosechadoras autopropulsadas provistas con cabezal sojero, adaptando zarandas para sorgo con mallas metálicas de tipo “mosquitero” y minimizando la velocidad del 9 ventilador, de manera de evitar mayores pérdidas, teniendo en cuenta el pequeño tamaño y el bajo peso de los granos.”

5. Sembrar según disponibilidad de agua y tipos de suelo

La planta del amaranto es muy versátil debido a su particular tolerancia a las sequías: su cultivo puede darse en lugares con precipitaciones escasas (300 mm/año) o abundantes (2.000 mm/año). En cualquier caso, si se aplica riego, las parcelas doblan su rendimiento.

Además, puede ser sembrada en diferentes zonas geográficas e igualmente crecerá con normalidad, ya sea en terrenos a nivel del mar como en zonas hasta los 3.000 metros de altura.

En cuanto al suelo, crece en los de tipo ácidos, alcalinos o salinos sin ningún tipo de problemas.

6. Crear ambientes más propicios

La temperatura que requiere para su desarrollo se ubica alrededor de los 15°C como promedio, aunque los mejores rendimientos se dan en áreas donde la temperatura oscila entre los 18°C y 24°C con valores de humedad escasos.

El amaranto es un cultivo ideal para aprovechar terrenos en zonas semiáridas y puede llevarse a cabo en producciones asociadas con otros granos, como el maíz.

Sin duda, la semilla de amaranto representa una oportunidad para los productores agrícolas: el resurgimiento de su consumo ha creado una gran demanda del producto que la ha transformado en una alternativa interesante y competitiva para los productores argentinos.

Su valoración nutricional y proteica lo posiciona como un producto en franca expansión y de gran aceptación en base al crecimiento de la cultura “verde” y de la consciencia en cuanto al consumo de alimentos saludables. Por esta razón, se espera un gran crecimiento en su comercialización en los próximos años.

Si bien los rendimientos del cultivo son aún menores que los de los otros cereales, los precios más elevados y la casi nula presencia de intermediarios maximiza la ganancia por cada hectárea cultivada.

Además, hay que tener en cuenta que la investigación para mejorar la producción de semilla de amaranto está sucediendo ahora y que los rendimientos irán en aumento en cuanto se incorporen tecnologías específicas y se avance en el aprendizaje del manejo de los cultivos de acuerdo a cada zona: este será el gran salto de calidad en la producción de amaranto.

¡Hemos llegado al final! Ya tienes 6 consejos para sacar el máximo provecho al cultivo de amaranto. ¡Aplícalos y mejora el rendimiento de tu negocio!

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