¿Qué tanto conoces sobre la produccion de maíz?
La producción de maíz es un reto agrícola que demanda eficiencia, seguimiento y control en diferentes puntos clave y críticos.
Para tener éxito en el cultivo de este cereal, es importante compaginar una serie de buenas prácticas con el aprovechamiento de recursos tecnológicos de calidad y el uso de los mejores agroquímicos.
Para que comprendas mejor cómo enfrentar la producción de maíz, a continuación explicamos qué hacer en diferentes momentos y procesos claves.
Fecha de siembra
En Argentina, la siembra de maíz suele desarrollarse durante la época de primavera, específicamente a finales del mes de septiembre.
Esto hace que su fase de floración y llenado de garros se produzca justo en enero, un mes de altos niveles de temperatura y mayor radiación solar.
También, es común que en Argentina se realicen las llamadas siembras tardías, entre el 1 octubre y el 15 de diciembre.
Para elegir entre una siembre temprano o tardía tienes que evaluar muy bien las condiciones medioambientales, proyectar determinados eventos y conocer muy bien tus objetivos de producción y calidad.
El Instituto Nacional de la Tecnología Agropecuaria considera que la siembra temprana conlleva mayor productividad, en líneas generales, aunque también es cierto genera una mayor variedad interanual de rendimiento.
En tanto, la siembra tardía se caracteriza por alcanzar un rendimiento menor, pero suelen ser más estables a mediano y largo plazo.
Un punto a favor de la siembra en septiembre es que esta facilita obtener una humedad del grano en torno al 14.5%, un valor que está dentro de los parámetros comerciales ideales de Argentina.
En cambio, alcanzar esta tasa de humedad es mucho más complejos si la siembra es realizada entre octubre y diciembre, debido a que el cultivo puede verse impactado por el invierno, en junio y julio.
Fertilización
Para alcanzar el éxito en la producción de maíz, además de elegir el momento ideal para la siembre y utilizar semillas de calidad —que cumplan con parámetros genéticos, físicos, fisiológicos y fitosanitarios ideales—, necesitas desarrollar un efectivo y riguroso plan de fertilización.
Una muy buena opción para este cereal es la pulverización nitrogenada, con un valor que ronde los 25 kg/ha de nitrógeno por tonelada de grano producida.
A su vez, apóyate en sensores digitales y otras formas de medición para que puedas conocer, a ciencia cierta, los niveles de asimilación del suelo. Así podrás saber si necesitas hacer ajustes en las dosis.
Las labores de fertilización se pueden realizar en la presiembra, durante la siembra, cuando haya entre 2 y 8 hojas de cultivo o fraccionada en estas etapas.
Cada una de estas opciones tiene ventajas, pero también potenciales riesgos.
En el caso de la fertilización en siembra y presiembra, es un método muy práctico, desde el punto de vista operativo, pero se corre un mayor riesgo de lixiviación.
Al momento del cultivo, se logra una mejor eficiencia del fertilizante, siempre y cuando no se produzca volatilización, lo cual deriva en pérdida de nitrógeno.
Finalmente, la fertilización fraccionada conlleva mayor complejidad operativa, aunque distribuye y resude el riesgo económico.
Control de malezas
En los primeros dos meses posteriores a la siembra, las malezas son una de las principales amenazas, por lo cual el control debe ser especialmente agudo y efectivo. Esto se debe a que en este periodo compiten con el maíz por la absorción de agua y nutrientes.
Para enfrentar este riesgo y prevenir daños tempranos, necesitas apoyarte en la aplicación de herbicidas de calidad, que cuenten con certificaciones, como la del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).
Es muy importante que en este periodo, así como en el desarrollo en general, rotes los agroquímicos aplicados, para que la maleza no logre adquirir resistencia contra alguno en específico.
Control de plagas y enfermedades
Pudriciones de tallo o raíz, manchas foliares o tizón, hoja colorada o achatarramiento, rayado fino, roya… son muchos las enfermedades y daños que puede sufrir el maíz.
A la vez, puede verse afectado por diferentes plagas y animales, como gusano blanco, gris o verde, mosquitos verdes, araña roja, pulgón de maíz y taladro de maíz.
Esto refleja la importancia de desplegar un sólido plan de protección, basado, principalmente, en aplicaciones fitosanitarias profundas y de calidad.
Para eso podemos valernos de pulverizadores modernos, que se integren con soluciones de agricultura de precisión para lograr una gestión inteligente y optimizada del cultivo.
Gracias a los recursos técnicos de calidad se previene la deriva, los aplastamientos y se realizan aplicaciones ajustadas a las necesidades específicas del cultivo, de acuerdo a las condiciones medioambientales, la fase de desarrollo y las amenazas detectadas.
Esto no solo previene pérdidas, sino que también evita la contaminación ambiental y representa mayor seguridad para los operadores, ya que son menos vulnerables a entrar en contacto con productos químicos.
Por otro lado, para prevenir el ataque de insectos y plagas, conviene aplicar un riego pesado en las labores de preparación del terreno y hacer labranza, para exponer las posturas al medio ambiente.
También son consideradas buenas prácticas las aspersiones con agua y jabón y la eliminación rápida de mazorcas con posturas de insectos, al igual que la eliminación manual de malezas con azada.
¡Ya sabes! Para tener éxito con la producción de maíz necesitas aplicar buenas prácticas y aprovechar tecnologías de calidad en estos puntos críticos del proceso.
Por otro lado, si bien aquí abordamos elementos generales y esenciales, es importante que cada labor y acción la orientes a las necesidades y objetivos específicos de tu ciclo de producción.
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