¿Qué es la agricultura climáticamente inteligente?
En virtud de la expansión de la frontera agrícola, América Latina se ha convertido en el principal productor de alimentos a nivel mundial. Ante este contexto, la agricultura climáticamente inteligente se ha perfilado como uno de los modos más efectivos de fomentar la buena relación entre los sistemas agrícolas y el clima.
Cuando se habla de Climate Smart Agriculture (CSA), nos referimos a las prácticas agrícolas utilizadas con la finalidad de incrementar la productividad siguiendo líneas sostenibles, orientadas a optimizar la flexibilidad y la adaptación ante los cambios climáticos y a mitigar las emisiones de gases que ocasionan el efecto invernadero.
De hecho, es incuestionable que cada vez más las alteraciones climáticas imponen una transformación agrícola, teniendo en mente la seguridad alimentaria de las próximas generaciones. En este sentido, se estima que la agricultura enfrentará 3 desafíos extremadamente importantes en los próximos años:
- alimentar a una población mundial esencialmente urbana;
- reducir el impacto de sus procesos productivos en el medio ambiente;
- enfrentar las consecuencias de la ampliación de los cultivos en los países en desarrollo.
Sin dudas, el enfoque de la agricultura climáticamente inteligente puede ser el mejor camino para encarar esas situaciones priorizando el equilibrio y el uso consciente de los recursos.
A pesar de lo que se puede imaginar, la búsqueda por sistemas de producción que se adecuen a un panorama marcado por el cambio climático no es tan reciente. Este concepto fue presentado en 2010 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Es decir, hace una década que la comunidad científica y las empresas dedicadas al sector de la agricultura buscan – de manera formal, organizada y cohesionada – mecanismos para modelar sistemas de producción eficientes y sostenibles. Pero, en definitiva, ¿cuál ha sido el resultado? ¡Ya lo sabrás!
En este artículo, conocerás la realidad actual de la agricultura climáticamente inteligente y entenderás por qué es importante considerar los cambios climáticos para generar mejores resultados.
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La problemática del cambio climático
Antes de entrar de lleno al tema de la CSA, es esencial abordar el tema que generó el concepto: las alteraciones en el clima.
De hecho, la agricultura depende directamente de los factores climáticos; por este motivo, cualquier cambio en esta dimensión puede afectar la producción agrícola de diferentes maneras como:
- potencializar o disminuir el grado de intensidad de los eventos extremos como las olas de calor;
- anticipar o retrasar la época de siembra;
- modificar la incidencia de precipitaciones y alterar la frecuencia y la severidad de las plagas y enfermedades.
En efecto, vale la pena aclarar que la agricultura cuenta con una doble característica, puesto que es uno de los sectores más vulnerables a las modificaciones climáticas y es un alto generador de sustancias contaminantes, por lo que constituye un proceso de retroalimentación.
En Argentina, la agricultura provee 7,2% del Producto Interno Bruto (PIB). Cuando se compara la incidencia de la agricultura en el PIB de los otros países latinoamericanos, nos encontramos con que el promedio general es de 5,2%, lo cual demuestra la repercusión especial y particular de esta actividad en nuestra nación.
Por lo tanto, la ocurrencia de pérdidas en los cultivos en virtud de los cambios climáticos pueden generar impactos importantes en el suministro de alimentos básicos tanto a nivel interno como externo.
En este sentido, debemos recordar lo que pasó con la producción agrícola en 2019, cuando las inundaciones afectaron las provincias de Chaco, Corrientes, Santa Fé y Entre Ríos. Asimismo, es interesante considerar que las sequías ocasionaron pérdidas de casi U$S 6000 millones en las exportaciones de maíz y soja.
Por lo tanto, la variabilidad climática afecta la agricultura de diferentes maneras y saber cómo lidiar con estas alteraciones es esencial para reducir su impacto en la calidad y en la cantidad de los cultivos. ¡Este es el enfoque de la CSA!
¿Qué es la agricultura climáticamente inteligente?
El aumento constante de la demanda alimentaria a nivel mundial en conjunto con el crecimiento demográfico de los países ha fomentado la discusión acerca de “la mejor forma de poner en marcha la agricultura”, combinando la ampliación de las necesidades de producción con las amenazas inminentes de las modificaciones climáticas asociadas a sus procesos.
Ante este contexto, ¡la agricultura climáticamente inteligente parece ser la solución perfecta! Lógicamente, como todo asunto de interés público genera dos polos: uno a favor y otro contrario a la práctica. En cuanto a la opinión de los valedores, la CSA consta de una respuesta integral al hambre y a las oscilaciones climáticas. Ante los detractores, esta solución busca borrar los errores cometidos en el pasado – en términos de sostenibilidad – y amenaza acentuarlos y multiplicar sus efectos en el futuro.
Básicamente, la agricultura inteligente orientada al clima es una metodología que fomenta las acciones necesarias a la transformación de los sistemas agrícolas y asegurar la seguridad alimentaria en un clima progresivamente cambiante.
Principales características de la agricultura climáticamente inteligente
Al llegar hasta acá, debes haber comprendido que los objetivos de la agricultura climáticamente inteligente son muy específicos, como:
- aumentar la producción agrícola bajo una perspectiva sostenible;
- fortalecer la resistencia de los cultivos ante las modificaciones climáticas;
- reducir las emisiones de gases que causan el efecto invernadero tanto como sea posible.
En definitiva, las particularidades de este enfoque guardan total relación con sus pilares. ¡Profundizemos más en estas!
1. Considera los cambios climáticos como factores esenciales a la planificación agrícola
Hasta hace poco tiempo, buena parte de los productores consideraba prácticamente imposible predecir los cambios climáticos de manera acertada. Como consecuencia, se mantenían “rehenes» de la suerte y atribuían una buena o mala cosecha a situaciones completamente ajenas a su voluntad y actitud.
Afortunadamente, el enfoque de la agricultura climáticamente inteligente ha ocasionado un expresivo cambio ante esa perspectiva. Gracias al desarrollo tecnológico y a la creación de herramientas dirigidas a detectar las condiciones climáticas futuras, es posible integrar el cambio climático a la planificación de los cultivos y a los sistemas de la agricultura sostenible.
2. Fomenta la integridad de los ecosistemas
Cuando los productores actúan respetando el medio ambiente, promueven el mantenimiento de los ecosistemas y, por ende, aseguran las condiciones naturales necesarias para los futuros cultivos. Para la CSA, esta conducta es básica y evita la degradación de los elementos que posibilitan la producción agrícola, como el aire puro, el agua limpia y los nutrientes del suelo.
3. Mantiene un enfoque multidisciplinario
La agricultura climáticamente inteligente no consta apenas de un conjunto de tecnologías y prácticas. Es imperativo que entiendas que el enfoque posee diferentes puntos claves, como:
- la creación de modelos de alteraciones climáticas;
- la optimización de las relaciones entre las empresas del rubro y los sectores políticos;
- el desarrollo de cadenas de valor;
- la adopción de tecnologías de la información.
4. Es adaptable
Ante la perspectiva de la CSA, lo que es inteligente para el clima en una zona puede no ser para otro lugar o cultivo. Es decir, antes de implementar medidas y acciones, es indispensable garantizar que la intervención será efectiva dada las características y los eventos climáticos predecibles en una región.
Esto es posible cuando se consideran los factores del clima a escala local. Ante este contexto, es importante dejar de lado la idea de que, si un determinado cultivo crece bajo circunstancias ambientales específicas en un lugar, necesita exactamente los mismos factores en otra localidad,
5. Considera los grupos vulnerables
Para que la agricultura climáticamente inteligente aporte diferenciales a la vida de los seres humanos, debe considerar la realidad de las comunidades marginadas. En lo que se refiere al alcance de los retos de resiliencia y seguridad alimentaria, el abordaje, las técnicas y las prácticas de CSA necesitan abarcar soluciones y recomendaciones para las tierras frágiles, significativamente vulnerables a los eventos climáticos catastróficos como inundaciones, olas de calor intensas y sequías frecuentes.
6. Abarca las cuestiones de género
¡Quien cree que la CSA dirige su atención apenas a las cuestiones climáticas, se equivoca! En la actualidad, el enfoque guarda extrema relación con el panorama femenino en la agricultura, una vez que las mujeres suelen tener menos acceso, así como derecho legal a la tierra en la que producen. Asimismo, es nítida la dificultad de las mismas en lo que concierne a la obtención de recursos productivos y económicos para incrementar su labor agrícola y, de esta manera, prosperar en el sector.
7. Involucra las diferentes esferas en pro del crecimiento
Uno de los principales esfuerzos de la agricultura climáticamente inteligente es integrar las esferas locales, regionales y estatales y estimular una toma de decisión en conjunto. De hecho, la unión de los 3 sectores permite detectar cuáles son las intervenciones más adecuadas para subsanar las necesidades de cada situación y generar alianzas que permitan llevar a cabo el desarrollo sostenible en el rubro agrícola.
¿Cómo la agricultura climáticamente inteligente puede ayudar a los productores?
De hecho, la CSA permite combinar diferentes metodologías sostenibles con la finalidad de abarcar los desafíos climáticos específicos de una comunidad o región agrícola.
El primer paso para poner en práctica este enfoque es detectar y analizar los riesgos climáticos típicos del local, pues una finca que enfrenta inundaciones regulares necesitará invertir en estrategias diferentes a las que padece de sequías frecuentes, por ejemplo. Pero, ¿cómo hacerlo de manera efectiva?
El concepto de agricultura climáticamente inteligente está estrechamente relacionado con el uso de tecnología de punta, principalmente, cuando se debe evaluar la incidencia, así como la intensidad de los riesgos y de las vulnerabilidades de un determinado paisaje. Por lo tanto, este análisis necesita considerar el panorama relacionado con los ecosistemas locales y la producción de un cultivo específico.
Considerando los aspectos abordados hasta entonces, se observa que es posible implementar las metodologías climáticamente inteligentes a las siguientes áreas:
1. Mantenimiento de los niveles de agua dulce
El fenómeno del calentamiento global ha ocasionado la reducción en el caudal de agua dulce, hecho que se ha convertido en una verdadera amenaza para la agricultura de las próximas generaciones. Una de las formas más efectivas de preparar a las fincas o comunidades localizadas en zonas de sequía para la escasez de este líquido fundamental para los cultivos es implementando sistemas de recolección de agua de lluvia.
La acumulación del líquido puede ser hecha por medio de estanques bordeados por bambú, un material que favorece la retención del agua. Otras formas de aprovechar el agua de la lluvia es poniendo barriles en las áreas externas de la finca – acción simple y práctica – y creando sistemas de canalización como tuberías o canales que posibiliten el flujo del agua desde el techo hacia los tanques.
Es importante considerar que el panorama puede presentar el otro extremo, la ocurrencia de inundaciones frecuentes. Para hacerle frente al exceso de agua, nada mejor que construir trincheras y sistemas de drenaje que permitan canalizar el líquido excedente y posibiliten proteger los cultivos de enfermedades ocasionadas o intensificadas por la humedad.
2. Plantación de árboles de sombra
Plantar árboles de sombra es extremadamente beneficioso, independiente de la comunidad, finca o región.
Básicamente, al plantar el número adecuado de árboles seleccionando las especies indicadas para el local y teniendo en cuenta la cantidad correcta de cubierta, es posible proteger a la plantación de los vientos, del sol excesivo y de las lluvias fuertes.
Sin embargo, hay que tener cuidado con el microclima que se genera, una vez que promueve la humedad del suelo. Esencialmente, esto puede ser problemático para algunas especies, ya que genera condiciones para el desarrollo de determinadas enfermedades fúngicas.
Por lo tanto, es posible seleccionar determinadas especies para proteger un área o crear condiciones especiales para la optimización ambiental de una plantación específica considerando las particularidades del clima.
3. Manejo del suelo
De hecho, el período de lluvias intensas y de inundaciones puede arrastrar el suelo fértil superior, principalmente en los terrenos inclinados.
Una de las formas más eficientes para mantenerlo en su lugar es realizando una plantación de cobertura de suelo. A pesar de su carácter efectivo ante el panorama de inundaciones, también es una buena solución para retener el agua en las zonas propensas a las instancias de sequía.
Además, en las zonas donde el volumen pluviométrico es bastante expresivo, es interesante construir sistemas de drenaje, pues estos recursos evitan que la capa superior colmada de nutrientes se lave y pierda su rica composición.
Asimismo, otras formas interesantes de reducir la erosión del suelo en virtud del exceso de agua son las zanjas, las plantaciones en los contornos como terrazas y colinas y la aplicación de materia orgánica residual de los cultivos a la tierra, lo cual se conoce como acolchado.
4. Control de plagas y de enfermedades
La oscilación del clima puede fomentar la aparición y el crecimiento de las plagas y de las enfermedades, como resultado, tiende a afectar los rendimientos productivos y la integridad de todas las plantaciones.
En un clima que cambia de manera frecuente, las maneras clásicas de combatir plagas y enfermedades son propensas fracasar, por consiguiente, la angustia de los productores puede llevarlos a actuar de forma impulsiva y sin planificación.
Para reducir las pérdidas, es esencial que el productor aplique la cantidad justa de defensivos agrícolas considerando no solo el tipo de agresor, sino también la época del año y las condiciones (calor, frío, sequía, inundaciones, etc.).
5. Manejo del cultivo
Después de analizar los impactos y los riesgos climáticos, es posible crear estrategias inteligentes orientadas al clima de acuerdo con las especificidades de un determinado paisaje, de una comunidad o de una finca.
Un buen ejemplo de eso se refiere a la necesidad de riego de la plantación de trigo. Normalmente, es necesario regarlas 2 o 3 veces al año; sin embargo, todo depende de la humedad del suelo. Es decir, la adopción de una u otra estrategia de riego se implementa de acuerdo con las demandas específicas del momento y del lugar, no existiendo, de esta manera, una práctica universal.
Como puedes percibir, no es tan difícil implementar las estrategias climáticamente inteligentes. Incluso, en muchas ocasiones estas prácticas constan de soluciones simples y baratas como es el caso de la adopción de barriles para acumular el agua de la lluvia y la plantación de árboles de sombra para optimizar las condiciones ambientales de un determinado cultivo.
Ante otras circunstancias, puede ser necesario recurrir a técnicas más elaboradas como el uso de productos para mitigar la acción de plagas y la utilización de herramientas de tecnología para comprender el comportamiento de determinado cultivo.
Por lo tanto, la elección y la utilización de un determinado mecanismo inteligente enfocado en el clima, ya sea simple o complejo, depende prioritariamente de las necesidades del lugar, del momento y del cultivo.
4 iniciativas exitosas de CSA implementadas por la FAO alrededor del mundo
Si aún no estás seguro de la relevancia del enfoque climáticamente inteligente en el futuro de la producción agrícola, aprovecha la ocasión para conocer 4 acciones de la FAO para poner en práctica esta estrategia y beneficiar a diferentes comunidades en el globo:
1. Gran Muralla Verde
La iniciativa desarrollada para el Shal y el Sahara se ha convertido en uno de los programas más importantes en términos de combate a los efectos de las alteraciones climáticas y a la desertificación de los espacios.
Tanto en Níger como en Burkina Faso, la Organización aportó apoyo a la restauración del suelo por medio de la combinación de técnicas como la siembra directa, la plantación de enriquecimiento y el vallado. Asimismo, promovió la capacidad local y fomentó la creación de cadenas de valor de elevado potencial de productos no madereros, favoreciendo, de esta manera, la diversificación de la economía local.
2. Jardines flotantes en Bangladesh
La estrategia tenía como base la creación de huertos flotantes utilizando material orgánico regional con el objetivo de aprovechar al máximo el período de inundaciones. Además de ser ecológicamente sustentables, los jardines flotantes colaboran con la nutrición y con la seguridad alimentaria de la población, una vez que posibilitan el cultivo de diferentes verduras ya sea para consumo local o para exportación.
3. Cultivo de mejillones en Chile
En el país andino, la producción de mejillones ha sido directamente afectada por la variabilidad climática de 3 formas diferentes:
- proliferación de algas generando la ocurrencia regular de las mareas rojas tóxicas;
- impacto en la reproducción del mejillón silvestre en virtud de la falta de semillas;
- acidificación del pH del océano.
Como respuesta a esta situación, Chile ha desarrollado una estrategia climáticamente inteligente de cultivar esta especie que reduce y, prácticamente, elimina la emisión de gases productores del efecto invernadero.
De manera general, el cultivo de mejillones es efectuado por medio de sistemas de contención tanto flotantes como submarinos que estimulan que los individuos marinos a efectuar la filtración del fitoplancton del agua.
4. Iniciativa ante la escasez del agua en África del Norte y en el Cercano Oriente
Para hacerle frente a los desafíos impuestos por la escasez del agua en estos territorios, la FAO lanzó una estrategia climáticamente inteligente cuyo objetivo principal es posibilitar que los países puedan identificar y racionalizar posturas económicas, políticas, técnicas y procesos que mejoren la productividad de forma sostenible y favorezcan la seguridad alimentaria de su población.
Conclusión
La agricultura climáticamente inteligente es un enfoque multidisciplinario que posibilita el desarrollo de técnicas eficientes para cultivar especies considerando características específicas como humedad, temperatura, volumen de precipitaciones, entre otros elementos claves del clima.
De hecho, es una práctica adaptable a los diferentes ecosistemas, que considera aspectos relevantes en la esfera social, como las necesidades de las comunidades vulnerables y la presencia femenina en el campo.
Asimismo, busca integrar las diferentes esferas locales, regionales y estatales con la finalidad de encontrar las mejores soluciones para una determinada situación.
Entre las principales formas de aplicación de este tipo de agricultura, destacan el manejo del suelo y de los cultivos, la economía de agua dulce, el control de plagas y enfermedades y la plantación de árboles de sombra.
Por lo tanto, la implementación de este enfoque en la agricultura es esencial para promover el desarrollo sostenido en el sector y fomentar la seguridad alimentaria de las poblaciones alrededor del mundo, como es el caso del Cercano Oriente y de África del Norte.
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